Frecuencia Creadora: la orden que moldea la realidad

¿Qué pasaría si entendiéramos que todo lo que decimos, sentimos y pensamos tiene una ingerencia directa  en nuestra vida? Que no se trata solo de emociones pasajeras o ideas abstractas, sino de frecuencias capaces de moldear nuestra experiencia concreta.

Cada pensamiento emite una vibración. Cada emoción genera una onda. Y cada palabra, al ser pronunciada, se convierte en una frecuencia activa que resuena, transforma y ordena. Las palabras son más que expresiones lingüísticas: son pulsos  que organizan la energía y afectan la estructura de lo real. Comprender esta dimensión nos invita a tomar conciencia de lo que expresamos, porque al hablar, estamos creando.

El concepto Dabar, de raíz aramea, revela esta verdad profunda: significa simultáneamente palabra y cosa, expresando que, al hablar, estamos creando. La conocida frase «Abra Kadabra» proviene de «Aberah KeDabar», que se traduce como «creo la realidad hablando«. Así, nombrar es participar activamente en la configuración del mundo. Dabar Frecuencial nace desde esta certeza ancestral y la lleva al presente, en el camino de la creación consciente.

Si las palabras tienen el poder de moldear la realidad y entendemos que esas palabras son en esencia sonidos, frecuencias, y que tienen un origen psíquico, es posible entender que nuestra realidad física, cuerpo humano por ejemplo, es afectado por pensamientos, emociones y palabras.

El cuerpo humano es un complejo receptor y emisor de frecuencias, que trasciende toda perspectiva biológica-materialista. Funciona como un dispositivo que emite y recibe frecuencias, producidas por varias fuentes. Además  de las frecuencias naturales se encuentran las fuentes artificiales; las contaminaciones electromagnéticas, electro-smog o contaminación digital generadas por dispositivos electrónicos (computadoras, celulares, cableado eléctrico, antenas), que afectan lógicamente a  la estructura de las células del cuerpo. 

Lo que nombramos sin escuchar o que decimos mal en relación a lo que realmente queremos lograr, funciona de manera análoga a la contaminación electromagnética, afectando al campo vibratorio y derivando en consecuencias, tarde o temprano, sobre el organismo biológico.

Para graficar esta dinámica de fuerzas contamos con el experimento de Masaru Emoto, en donde investigó la influencia de diferentes frecuencias  en la formación de cristales de agua. Emoto planteó la hipótesis de que el agua tiene memoria y puede responder a estímulos externos como emociones, música y palabras escritas o habladas. Para probar esto, tomó muestras de agua, las expuso a diferentes mensajes positivos y negativos, luego las congeló y fotografió los cristales de hielo formados bajo un microscopio. Los resultados que obtuvo fueron que el agua expuesta a palabras como “amor” o “gratitud” y a música armoniosa formó cristales simétricos y bellos, mientras que aquella expuesta a palabras como “odio”,  música agresiva,  la exposición a celulares y computadoras mostró estructuras amorfas y caóticas.

Considerando esto, contamos con la capacidad de entender que las frecuencias tienen la capacidad de ordenar o desordenar según desde donde se generan. Pensamientos y palabras ordenadas generan bienestar. Así como tan bien las palabras mal dichas generan densificaciones parecidas al ruido electromagnético.


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El cuerpo humano y el campo biomagnético

El cuerpo humano está constituido por más de un 80% de agua y el agua tiene la capacidad de recibir, almacenar y transmitir información.

Ante la problemática de que las personas se sienten estresadas, con baja energía o tienen descansos ineficientes,  generamos productos frecuenciales: son productos que emiten frecuencias que se vinculan con el campo magnético del cuerpo, aportando energía ordenada que contribuye con el bienestar de las células.

Realizamos diversos estudios a través de dispositivos de biorresonancia como por ejemplo los equipos Biowell y el Physiospect. Estos instrumentos nos permiten medir las frecuencias y la resonancia de los productos en los campos biomagnéticos del cuerpo humano. Las mediciones obtenidas aseguran que los productos cumplan con su promesa, estableciendo así un nuevo estándar en la evaluación de productos. 

Cada ser vivo tiene un campo biomagnético. Este campo, también conocido como «aura», se ha definido como «el gas ionizado que tenemos en torno, que es parte de nosotros y que emitimos constantemente».

Imágenes de medición del campo electromagnético de una persona con dispositivo Biowell, antes de incorporar Ormus Patagonia y Solución Frecuencial de Zinc y después de 15 minutos de su incorporación. Los resultados son significativos.

Esta emanación puede ser detectada por estos sofisticados instrumentos que captan no sólo la emisión de cada órgano, sino también el aura completa de una persona. Cada vibración es captada y analizada para que sea posible estudiarla y decidir qué frecuencias son las más saludables para la persona.

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Productos frecuenciales

Los productos que logramos crear tienen de diferencial las frecuencias que contienen gracias a que utilizamos herramientas de codificación de información en el proceso de elaboración. Estas son:

1. Sonido

    Palabras (Mantras, Sutras)

    Tonos binaurales (432hz, 528hz, etc.)

    Músicas en frecuencias específicas

    Cuencos tibetanos

    En este punto hemos comprobado a través de experimentos de Cimática que es posible demostrar cómo el sonido, las frecuencias y por lo tanto las palabras, moldean la materia.

    La Cimática es una disciplina que estudia  la injerencia del sonido sobre la  materia,  permitiendo observar patrones generados sobre materiales como agua, la arena y la sal.

    Fotografía tomada en un dispositivo de Cimática funcionando con una solución acuosa.

    2. Luz y geometría sagrada

      En todo el proceso de elaboración de los productos, como en los mismos envases que los contienen, impregnamos símbolos de geometría sagrada que, al reflejar la luz, la ordenan, remitiendo  a la estructura de estos símbolos. Algunos  de los principales que usamos son la Flor de la Vida, el Sol Sumerio y nuestro propio isologo DABAR.

      3. Energía Universal: Los astros, la radiestesia y la energía escalar.

      La energía escalar se puede definir, en principio, como aquel elemento sutil del universo que está en todas partes, aquello que los griegos llamaron “éter” y que también es conocido como el quinto elemento. En la actualidad se lo conoce como “plasma”.

      A través de una herramienta sofisticada llamada “Máquina de Energía Escalar” se logra condensar y concentrar la energía disponible del espacio para redirigirla a un lugar específico, con la intención de potenciar las frecuencias que han sido empleadas (mantras, sutras, Palabra Plena, tonos binaurales, cuencos tibetanos, etc).

      En la aplicación de la energía escalar, nos enfocamos en la compresión de la energía universal, un proceso mediante el cual la energía fundamental -también llamada energía de punto cero o  o eter– que impregna y sostiene la estructura del cosmos es concentrada, condensada y organizada para su aplicación específica.

      Este enfoque se basa en la premisa de que la energía escalar —una forma sutil y no lineal de energía que opera más allá del espacio-tiempo convencional— puede ser estructurada intencionalmente para influir en sistemas biológicos, energéticos o materiales, promoviendo así equilibrio, coherencia y vitalidad.

      En alquimia los astros cumplen una función fundamental, los procesos se inician y se concluyen considerando las configuraciones de los cuerpos celestes, aspecto esencial de toda creación que considere las energías sutiles.

      La Radiestesia es una disciplina que estudia las líneas de geomancia (líneas magnéticas de la tierra) y su utilización adecuada para potenciar procesos, creaciones y desarrollos.

      4. Nanopartículas

      Las nanopartículas son elementos con capacidades magnéticas, lumínicas y frecuenciales inigualables. Esto se debe a su morfología, estructura y tamaño . El estado en el que se encuentran es extremadamente sutil y su frecuencia tiene la capacidad de estabilizar la vibración del agua.

      Microfotografía de las Nanopartículas de cobre que logramos en Dabar. Tomado con Microscopio Gémini SEM.

      Gráfico de estudio de espectroscopia Raman que demuestra que estas nanopartículas tienen la capacidad de estabilizar la frecuencia vibracional del agua.

      Medición realizada sobre agua de red, agua bidestilada (comparten una mismo patrón que se modifica y estabiliza cuando entra en interacción con las nanopartículas de cobre.

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      La misión de  Dabar

      Si las frecuencias que emite un sonido, un símbolo o una nanopartícula tienen la capacidad de ordenar la estructura del agua o codificar la luz, cabe realizar la siguiente pregunta: ¿cuál es el mayor generador de frecuencia que existe en el universo? Es nuestra propia mente. Y a través de escuchar lo que hay en nuestra mente es que contamos con la capacidad de ordenar  las frecuencias que componen nuestra realidad, haciéndonos recordar nuestra propia capacidad creadora.

      Dabar Frecuencial nos invita a reconocer que lo que decimos, lo que pensamos y lo que sentimos son frecuencias fundamentales. Si logramos armonizarlas, abrimos la puerta a una vida con mayor coherencia, plenitud y bienestar integral.

      Cada uno de nuestros productos fue creado con la intención de acompañarte en este proceso. Desde la dimensión física hasta los planos más sutiles de la energía y la conciencia, colaboran en tu equilibrio para que manifiestes la realidad que verdaderamente deseás, desde adentro hacia afuera.

      Escuchar lo que habita en nuestra mente es el primer paso hacia la transformación. Es desde ese lugar interno donde comenzamos a restablecer el orden vibracional que sostiene nuestra experiencia cotidiana. Y en ese acto de atención consciente, se revela la verdadera potencia creadora. 

      Lo que pensamos, decimos y sentimos genera frecuencias que energizan las vibraciones que componen la realidad.  El simple y profundo acto de escuchar y  elegir cada una de esas frecuencias, constituye el acto más elevado  de la Creación. 


      Casamayú, Ignacio A.
      Licenciado en Antropología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo – Universidad Nacional de La Plata (UNLP)
      Capart, Joan
      Creador e Investigador en Dabar Frecuencial

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